PUENTE ALTO

Extraño Puente alto, el cementerio de su plaza que abundó en vida hasta los 90 años... su cerro ballena recostado mirando el Cajón del Maipo, viendo como corta el nombre de la comuna que pasa, extraño Camilo Henrriquez, la roca, el 27, la protectora de la infancia que como carisma la comuna olvidó, extraño el cementerio ruso, bajos de mena, el Peñón, el volcán, y los bordes de carretera internacional, donde la gente suspira a lluvia fuerte mirando que no se arranque el río, ese puente alto violento, tanto que tiene dentro sus más lindos lugares, por que la indiferencia prefiere mirar al este y no los rincones, donde vive gente de esfuerzo, que con lo poco que gana hace lo mejor que puede, mientras los otros en cambio hacen el mínimo posible, de haber tenido títulos, hubieran sido llamado de cuello y corbata, el estigma no está en la tierra, esta en la cabeza de las personas.

Extraño el líder, la bodega, y su patio de araucarias, frente a ese viejo enorme que está mostrando los huesos, don San Carlos. Extraño mirar el atardecer morir en la muralla del frente, cuando uno sube al monte por el cementerio, y ve como las almas en pena se queman en tonos naranjas en el cielo.

Extraño mi barrio, su capilla, el metro, la ciclovia adornada por todos y ni un ciclista, el patio de mi casa, el raco que cuando todos tienen frío, el viento nos pega un abrazo, sus días de lluvia, sus calles que recuerdan sus ríos, esa naturaleza implacable que le ganaba al cemento.

Puente alto es una comuna al final de río, un descanso la barrera de la ciudad al campo, es el límite natural de Santiago moderno y antiguo, es el bosque antes de la playa, con Arenas y ramas, es el borde de la montaña donde con el valle se amarra.

Mi puente alto esta caminando hasta el final de Santiago, al medio de todo.

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