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Mostrando entradas de marzo 14, 2019

El miedo.

El miedo parte en mi oído, el palpitar ardiente de los ojos a mi alrededor se escuchan fuerte, la ambición y la igualdad son combustibles inflamables, para la humanidad y el egoísmo, el mundo cae en el silencio, el paraíso para todos no existe, me lo canta en medio del frío el parlante, será mañana en el filo de un cuchillo donde se corte esa tensión que vive en mi mente, las voces cansadas de la promesa incumplida, será encallar a la violenta orilla salida única.

El Big Ben se apaga.

Cuando el Big Ben se apaga, acá en Londres, el mundo se prende en llamas, la gente camina por la derecha y el te sin leche en taza, se acaba la lluvia y más viento, se olvida los modales, y se cambian por puñales, el Big Ben se apaga y Londres cambia su cara. El Big Ben es el faro que desde Cornwall anuncia la llegada, y cuando el faro está mudo esta isla se aleja navegando de Europa, cual barco que aún no encalla, se aleja pensado que en el orizonte al algo más que nada, mira hacia abajo cereando los ojos, como para decirce que no hay nada, con el Big Ben en silencio. Cuando el Big Ben está ciego el discurso pierde su eco, el que llega no entiende el idioma que le enseñaron, ese que hablaba en su tronar a la caza de horas, el que viajaba por entre la lluvia y tú odio guiaba, cuando esta ciego no te entrega su mirada. Cuando el Big Ben está mudo acá en Londres su discurso es confuso, todos quieren lo mismo pero en distinto orden, y al mismo tiempo, el Big Ben no solo marca las hora,