En mi jardin no...

Te abrías como rosa al sol palpitante tibia, tímida y de exorbitante belleza virginal, devorada solo por la luz y el rocío, tus ojos que nunca fueron tímidos me miraban con su silueta en recelo ante la luz, el aire entraba inerte a tu boca, salía hirviendo dejando agua sobre mi piel, que se arrugaba como papel ante el agua, incoherencias sutiles decir el agua y llamar a la mar, dando le genero, sexo, y lo bello del sin pudor, eras excelsa, una maravilla, como trofeo del Grial sagrado, pero en mis manos, entonces ahí en ese instante despertabas, dejabas las mareas y te lanzabas a las dunas, dejando huellas, un camino, que quemaba el pie, que borraba ese pensamiento, en mi que decías que en mis brazos morías cada noche, pero resucitabas en el alba, y en mi boca no dejabas néctar, yo picaflor moría de inanición, entonces ya en tu marcha te alejabas eras un reflejo de mi deseo, eras tan mía como la seda, solo te pude vestir y perder ante la merced de la avaricia, no eras miau, no mía no eras de la maldita vida, "mas que el corazón ya mustio; decías, ya no ama, carece de sangre ahí esta la pasión".
Llego la noche, a mis manos tu piel, a mi sabana tu olor, a tu boca mi néctar, me embriago en tu vid, y despierto por tu hiel, como ser jaula y atrapar tus alas pero la belleza no se guarda, ni se esconde, se muestra y se reparte, mas mía, como fueres mía, mía; jolgorio seria, jubilo, alegría, noche sin colofón, sin día, mas algún descanso mi carne debe tener, y tu cuerpo es llama al fuego, explosión al volcán, no se apaga ni calla, no da sosiego.

Quiere latir aun sea mustio, le darás la pasión?, dejad la respuesta antes que la carne yazca quieta.