Dejad que las bestias
Dejad que las bestias bramen Que escupan la rabia Que brota de sus gargantas Que vomiten sus alaridos De eufonías incoherentes Sonidos, de fauces cautivas del sin sentido Bramen como siempre La mente no piensa Sus almas no hablan Solo gritan despavoridas. Risa de mi boca al escuchar sus alaridos Nubes de polvo esparcidas a los vientos Son vuestras voces Dejad que las bestias bramen Dejad que escupan rabia Dejad que pierdan el sentido Dejad que vomiten sus alaridos Dejad que ladren y destrocen Dejad que mueran y que gocen Dejad que vivan y nazcan Dejad que planten y que broten Dejad que se alimenten de su propia carne Dejad que se devoren y se espanten Dejad que se odien, no se amen Dejadlos entonces malograrse. Dejadme entonces, dejadme Ni miradme, ni juzgadme Ni sentidme, ni degustarme Ni vivirme, ni amarme.